El reloj tocaba
su sombrío soneto
mientras llegaba
el oscuro momento
y es que la muerte
pensaba llegar
y de todos la suerte
quería segar.
Una misiva
había mandado,
así su venida
en claro dejado
"Tristes, cansados
los veo transitar
y por los trabajos
nunca descansar,
de sus proyectos
los voy a salvar
pero sus alientos
tendrán que acabar.
Este día de muertos
los voy a visitar
y el alma de todos
me pienso llevar."
Con brazos cruzados
no se podían quedar,
alumnos y empleados
un plan habían de idear.
"Antes que la muerte
nos venga a querer reclamar
de una manera muy fuerte
nos pondremos a cantar,
bailando al rayar del día
ella nos encontrará
y toda nuestra alegría
seguro la ahuyentará."
El fatídico día llegaba,
el momento se hacía esperar
el ambiente resonaba
ya dispuesto a celebrar,
la charada estaba dispuesta
y la rueda puesta a girar,
se comenzó con la fiesta
que a la catrina habría de trucar.
Pero habían de encontrar
que era difícil tarea,
¿ a la huesuda engañar ?
poca gente la marea...
Diciendo que los festejos
escaseaban en su hogar
se llevó a jóvenes y viejos
a un lugar singular.
Ahora en el camposanto,
y por tiempo indefinido,
se escucha de todos el canto
aunque cansado y abatido
ya sin ánimos de más fiestas
y confinadas a ese lugar
de los hombres están las esencias
que por siempre tendrán que danzar.
Calavera Literaria. Octubre, 2009.
No hay comentarios:
Publicar un comentario